jueves, 7 de mayo de 2015

LA MAMA MAS MALA DEL MUNDO



                                                 LA MAMA MAS MALA DEL MUNDO





Siempre estuve segura de que me había tocado la mamá más mala del mundo. Desde que era muy pequeña, me obligaba a desayunar o a tomar algo por la mañana. Antes de ir a la escuela, por lo menos debía tomar leche, mientras que otras madres ni se ocupaban de eso. Me hacía un sándwich o me daba una fruta, cuando los demás niños podían comprar papitas y comer otras cosas ricas.
¡Cómo me molestaba eso! Y también sus palabras: "Come, ¡anda!, ¡no dejes sin terminar!, ¡acaba! , ¡hazlo bien!, ¡vuelve a hacerlo!", y así siempre... Violó las reglas al poner a trabajar a menores de edad, y me obligaba a hacer mi cama, a ayudar en la preparación de la comida y hacer algunos mandados. El más horrible era ir por las tortillas con ese calor y las largas filas. ¡Cuánto trabajo!
Fui creciendo y mi mamá se metía en todo: "¿quiénes son tus amigas?, ¿quiénes son sus mamás?, ¿dónde viven?". Lo peor fue cuando empecé a tener amigos. Mientras las otras amigas los podían ver a escondidas, yo los tenía que pasar a la sala y presentarlos. ¡Era el colmo! Y el interrogatorio de costumbre: "¿Cómo te llamas? ¿dónde vives? ¿qué estudias? ¿trabajas?". Los quehaceres fueron en aumento... que barre, que arregla el closet, todo eso era enfadadísimo. Los años también pasaron. Me casé e inicié una nueva familia.

Ahora soy madre también, y en este 10 de mayo me he acercado a comulgar y con gran satisfacción le he dado gracias al Señor por mi mamá. Gracias al cuidado que tuvo con mis alimentos crecí sana y fuerte, y cuando llegué a enfermarme me cuidó con mucho cariño. Gracias a la atención que puso en mis tareas logré terminar mi carrera. Gracias a que me enseñó a hacer labores en la casa ahora tengo mi hogar limpio y ordenado y sé administrar mi hogar. Gracias al cuidado que puso para que yo escogiera a mis amigas aún conservo algunas, que son un verdadero tesoro... Gracias a que conoció a mis amigos, pude darme cuenta quién era el mejor y ahora es mi esposo. "Gracias, Señor", le dije desde el fondo de mi corazón, "por darme a mi mamá, a mi mamá querida, a quien solo le vi defectos y no cualidades, a esa mamá, que me ha amado tanto y me formó tan bien. Sólo te pido, Señor, que ahora que tengo mis hijos, me consideren la mamá más mala del mundo".

CUANDO DIOS CREO A LAS MADRES



CUANDO DIOS CREO A LAS MADRES

 


Cuando Dios estaba creando a la madre, se encontraba trabajando horas extras en el sexto día. En ese momento apareció un ángel y le dijo:
- Señor, ¿no crees que estás poniéndole demasiadas cosas a esta obra?
- ¿Acaso no has notado todo lo que necesita? Contestó el Señor. - Requiere ser completamente lavable, pero no puede ser de plástico, tener 180 partes móviles... todas reemplazables; tener un regazo que desaparezca cuando ella para, poseer un beso capaz de sanar desde una pierna rota hasta un desengaño amoroso y por supuesto tener tres pares de manos.
Con un ademán el ángel dijo: -¡Tres pares de manos...de ninguna manera!
- No son las manos las que me están causando problemas - respondió el Señor - son más bien los tres pares de ojos que ellas deben tener.
- ¿En el modelo estándar? Preguntó el ángel.
El Señor respondió: - Un par que pueda ver a través de puertas cerradas para cuando ella pregunte: ¿qué están haciendo ahí, niños?, aunque ella ya lo sepa. El segundo par en la parte de atrás de la cabeza para ver lo que no quiere ver, pero que tiene que saber y por supuesto los que tiene enfrente para ver al niño travieso y decir con la mirada y sin hablar: lo entiendo y te amo.
- Señor - dijo el ángel gentilmente - ve a la cama, mañana será otro día...
- No puedo - dijo el Señor - estoy tan cerca de crear algo muy parecido a mí, ahora mismo estoy introduciendo un dispositivo para que se auto cure cuando esté enferma, pueda alimentar a una familia de seis con sólo medio kilo de carne y pueda mantener a un niño de tres años en la regadera.
El ángel revisó cuidadosamente el molde y dijo: me parece que es muy suave.
- Pero muy resistente, contestó el Señor - no puedes imaginar lo que esta obra mía puede hacer o soportar.
- ¿Puede pensar? - preguntó el ángel.
- No solo piensa, sino que es intuitiva y llega a acuerdos, sostuvo el Creador.
- Finalmente el ángel se inclinó, recorrió con su dedo la mejilla e informó al Señor: hay una gotera... te lo dije, has puesto demasiadas cosas en este modelo.
- No es una gotera - explicó el Señor - es una lágrima.
- ¿Para qué? - Preguntó el ángel.
- Es para manifestar alegría, tristeza, dolor, decepción, soledad y orgullo, contestó el Señor.
- Señor, eres un genio - dijo el ángel. El Señor miró asombrado y dijo: No recuerdo haberla puesto ahí.