LECTURAS Y EVANGELIO DE HOY
JUEVES PRIMERA SEMANA TIEMPO ORDINARIO
Animaos, los unos a los otros, mientras dure este «hoy»
Dice el Espíritu Santo: «Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como cuando la rebelión, en el día de la prueba en el desierto, cuando me pusieron a prueba vuestros padres y me provocaron, a pesar de haber visto mis obras cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación, y dije: Siempre tienen el corazón extraviado; no reconocieron mis caminos, por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso».
¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a desertar del Dios vivo.
Animaos, por el contrario, los unos a los otros, cada día, mientras dure este “hoy”, para que ninguno de vosotros se endurezca, engañado por el pecado.
En efecto, somos partícipes de Cristo, si conservamos firme hasta el final la actitud del principio. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSIORIAL
Salmo Responsorial 94, 6-7. 8-9. 10-11
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso» R.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
-«Quiero: quedar limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
-«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a el de todas partes. Palabra del Señor.
Cómo puede el hombre que ha sido tocado por el amor de Dios
permanecer callado? Es imposible. Creo que esta puede ser la causa por la cual
muchos cristianos permanecen callados: no han sido tocados por el amor sanante
de Dios.
Permanecen llenos de miedos y temores, viviendo como lo
hacían los leprosos, aislados de la comunidad. Jesús, desde el bautismo, nos ha
tocado y nos ha dicho: ¡Sana! Más aún, nos ha llenado de su Espíritu; sin
embargo, no hemos dejado la lepra de la envidia, del odio, del rencor.
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