LECTURA Y EVANGELIO DE HOY
PRIMERA LECTURA
Quien guarda los mandamientos ofrece sacrificio de comunión
Lectura del libro del Eclesiástico 35, 1-15
Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.
Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza.
Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse e la injusticia.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos.
La ofrenda del justo enriquece el altar, y su perfume sube hasta el Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará.
Glorifica al Señor con generosidad y no escatimes las primicias de tus manos.
Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana.
Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades.
Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más.
No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificio injustos.
Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personasPalabra de Dios.
Salmo Responsorial 49, 5-6. 7-8. 14 y 23
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.
«Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
– yo, soy Dios, tu Dios -.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí». R.
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
«El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R.
Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más – casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros». Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
Este pasaje, usado de manera ordinaria por la pastoral
vocacional referido a dejar casa y familia por seguir al Señor, pude tener un
significado más profundo para todos nosotros. Recordemos que el contexto es la
negación del hombre que no ha querido dejar aquello que lo ataba para seguir a
Cristo. Es por ello que Pedro dice a Jesús que él y sus compañeros sí lo han
dejado todo por seguirlo.
En este contexto podemos pensar que la pregunta de Pedro
está también referida a aquellos que, aun haciendo un fuerte sacrificio y con
todo el dolor que puede implicar han dejado lo que los detenía para seguir al
Señor. No se trata, pues, de dejar nuestras casas, a nuestras familias y todo
lo que se posee, sino de dejar aquello que nos impide responderle con más generosidad
al Señor. Jesús espera de nosotros una respuesta total.
Esto, por un lado nos llenará de dones y gracias, dándonos
la paz y la alegría (manifestada en el pasaje como el ciento por uno, figura de
abundancia y plenitud); y por otro lado, nos convertirá en buenos instrumentos
para que el mensaje del evangelio se difunda en nuestros ambientes. Piensa
entonces, por un momento qué cosas te ayudarían a responder con más generosidad
al llamado de Dios.
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