LECTURAS Y EVANGELIO DE HOY
PRIMERA LECTURA
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó.
Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R.
El Señor reina, la tierra goza,
Los montes se derriten como cera
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor, celebrad su santo nombre. R
EVANGELIO
El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Palabra del Señor.
MEDITACION
"Vio y creyó"; "Bienaventurados los que sin
ver creerán", les dirá Jesús más adelante en el Evangelio. Esos somos,
precisamente, nosotros los que no tuvimos la oportunidad, como San Juan, de
entrar, ver y creer. Nosotros basados en su testimonio, creemos que Jesús
verdaderamente ha resucitado y se encuentra entre nosotros.
La Iglesia ha puesto su fiesta inmediatamente después del
nacimiento de Cristo para llamar nuestra atención, en que su nacimiento es sólo
el inicio de la realización del plan de Dios, el cual necesita de testigos
fidedignos, personas que sin haber visto crean, personas para las cuales la
navidad no sea simplemente una fiesta llena de foquitos y de lindos regalos,
sino el acontecimiento por el cual el Hijo de Dios entra a formar parte de nosotros;
el acontecimiento por el que el perdón de Dios se extiende a toda la humanidad.
Ciertamente, nosotros no somos testigos oculares, como lo
fue san Juan. Sin embargo, somos, como él, testigos de la obra salvífica que
Dios ha operado en nuestras vidas y eso es lo que valida nuestro testimonio.
Siéntete orgulloso de ser testigo de la luz y hazla presente en todos tus
ambientes.
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