miércoles, 28 de diciembre de 2016

LECTURAS Y EVANGELIO DE HOY

LECTURAS Y EVANGELIO DE HOY
MIERCOLES OCTABA DE NAVIDADLos Santos Inocentes, mártires
La sangre de Jesús nos limpia los pecados

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2

PRIMERA LECTURA
Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por os nuestros, sino también por los del mundo entero. Palabra de Dios.
MEDITACION

Uno de la grandes escollos en la vida espiritual es el reconocer que somos pecadores. Es común en muchos hermanos el decir: "No mato, no robo, no sé de qué más pudiera arrepentirme". La verdad es que, la falta de luz en su conciencia, les hace pasar por alto, sobre todo, los pecados contra la caridad, y ni qué decir, de los pecados de omisión tanto hacia Dios, como hacia los hermanos.

Es, pues, necesario que la luz de Dios ilumine nuestro corazón para que, como dice la misma Escritura, sea el Espíritu Santo quien nos revele que somos pecadores y que, por lo tanto, necesitamos de la gracia y la salvación de Jesús. Cristo nos ofrece su perdón, su paz y su amor; aceptémoslo con humildad, reconociendo que somos pecadores. Acudamos al sacramento de la Reconciliación.

SALMO RESPONSORIAL



Salmo responsorial 123, 2-3. 4-5. 7b-8 
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, 
cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. R.
llegándonos el torrente hasta el cuello; 
nos habrían llegado hasta el cuello 
las aguas espumantes. R.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, 
que hizo el cielo y la tierra. R.

Nos habrían arrollado las aguas, 
La trampa se rompió, y escapamos. 
EVANGELIO



 Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.

Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías:
En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.

MEDITACION

Todavía en medio del júbilo de las fiestas del nacimiento de Cristo, nuestro Salvador, la Iglesia ha colocado la fiesta de los primeros mártires, los pequeños que, sin saber por qué ni cómo, cooperaron con su sangre al establecimiento del Reino.

Y es que la Iglesia, siguiendo los pasos de su Señor, no quiere caer en falsos mesianismos, en paraísos artificiales, en los cuales no está presente el signo inconfundible de la vida cristiana: la cruz.

Hoy, en medio de un mundo hedonista, egoísta, que no le gusta pensar en el sufrimiento y prefiere solamente divertirse y pasarla bien sin ninguna mortificación, qué bien nos viene reflexionar que la vida cristiana no sólo es Navidad, que no solo es gozo y alegría, sino que es también cruz y muerte, que el cristiano, como decía el Padre De Lubac, será siempre un hombre perseguido y contestado.

Hoy, más que nunca, Jesús necesita que tú y yo estemos dispuestos, incluso a llegar a la misma muerte, si ésta fuera necesaria, para testificar ante el mundo nuestra pertenencia y fidelidad a Cristo.

Señor, dame la gracia para crear los espacios y tiempos para orar, porque sólo así es como podré ir llenándome con tu luz.

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